En el verano más extraño de nuestras vidas, Taylor Swift logró lo impensable: escribir un refugio emocional que resonó en millones de almas aisladas. Hace cinco años, el 24 de julio de 2020, apareció folklore, un álbum sorpresa nacido en plena pandemia, que rompió con su era pop y abrazó un sonido indie‑folk íntimo, narrativo y profundamente humano.
Desde el primer piano de the 1, Taylor nos enseñó que el amor no siempre lleva a la felicidad: “I’m doing good, I’m on some new shit”, dice la voz que agradece lo que perdió sin llorar por ello. Esa honestidad melancólica marcó el tono del disco. La producción, despojada y artesanal, surgió en cuarentena con Aaron Dessner y Jack Antonoff grabando desde sus estudios remotos, mientras Taylor se encerraba en su casa de Los Ángeles para darle forma a un sueño sonoro más literario que nunca.
Cardigan, August y Betty: la trilogía del triángulo adolescente
Estos tres temas son narrativas cruzadas: Betty suena como un arrepentido James, August como el deslumbramiento ingenuo y Cardigan como el recuerdo nostálgico de Betty. Escribir desde diferentes perspectivas fue un ejercicio de empatía y cuentos entrelazados que creó una pequeña mitología emocional.
My Tears Ricochet: duelo emocional sin filtro
Una de las piezas más devastadoras del álbum. “You had to kill me … but it killed you just the same”, canta Taylor con una intensidad casi cinematográfica, ilustrando la traición y el duelo con lírica poderosa que todavía estremece.
Epiphany: himno de agradecimiento
Casi como un rito ambient-chamber pop, Epiphany homenajea a médicos y enfermeros durante la pandemia, y los compara con veteranos de guerra, sumando imágenes dramáticas y emotivas que nos recordaron la humanidad detrás de las cifras.
The Last Great American Dynasty: storytelling histórico con ironía
Con humor noir, Taylor narra la historia real de Rebekah Harkness, dueña de su mansión en Rhode Island. Es una biografía satírica y detallada que refleja su talento narrativo y su capacidad para evocar paisajes culturales con precisión literaria.
Invisible String y Peace: esperanza y cercanía
Invisible String evoca la conexión invisible con el destino y su (ahora extinta) historia de amor con Joe Alwyn, mientras Peace aborda el miedo ante la fama y los desafíos de mantener un amor real. Ambas canciones combinan letra introspectiva con melodías suaves y acogedoras.
Las cinco razones por las que folklore cambió el juego
Producción orgánica y mínima, grabada en cuarentena, que prioriza la emoción sobre el efecto.
Letra exquisita y literaria, de ficción y autoexploración, que se adentra más allá del diario personal común.
Narración compartida, mundos ficticios que reflejan universales de amor, pérdida y memoria.
Consuelo emocional, un disco que nos acompañó en aislamiento y nos hizo sentir juntos en soledad.
Reinvención artística definitiva: dejó atrás el pop para entrar en la escritura como arte narrativo serio.
