Me crucé con esta canción por casualidad, como uno se cruza con esas personas que no olvida. Y es curioso, porque eso mismo inspira el título del próximo disco de BORJA: Cuando Coincidimos, su segundo álbum de estudio que verá la luz este 29 de mayo. Un trabajo que, según el propio artista ha revelado en sus redes, está hecho de “nueve canciones que narran las cosas que uno vive por dentro cuando coincide con esas personas mágicas… y también cuando no se llega a coincidir”.
Macarrones con Queso abre ese viaje. Y sí, puede que el título te saque una sonrisa, pero lo que viene después te la congela en el mejor sentido. Porque detrás de ese nombre aparentemente ligero, se esconde una canción suave, íntima y tremendamente real, donde BORJA y Greeicy no interpretan, sino que conversan. Es un dúo, sí, pero también es un intercambio de reproches dulces, silencios incómodos y nostalgia que se huele entre líneas. El resultado es una historia de amor inconclusa, contada con la naturalidad de quien ya no busca convencer, sino comprender.
Menos es más (muchísimo más)
La producción es minimalista y certera. La instrumentación se mantiene en un plano discreto, dejando que las voces —cálidas, melódicas, perfectamente empastadas— guíen el relato sin distracciones. No hay artificios, no hay giros sorpresivos: solo una historia que termina sin terminar, como esas llamadas que nadie se atreve a cortar. El efecto es brutal en su sutileza: uno queda con el pecho apretado y la sensación de que esa letra no solo te habla, sino que te escucha.
Y es que pocas veces una canción logra algo tan simple y tan complejo al mismo tiempo: sonar honesta sin ser obvia, vulnerable sin volverse cursi. Greeicy, en particular, brilla con una interpretación contenida que deja espacio al silencio, al subtexto, a todo lo que no se dice pero se entiende.
Línea favorita de la canción: “Decorar tu piel con besos, hacer macarrones con queso, y de postre tal vez una vida entera junto a ti”
Un videoclip que acompaña, no distrae
El video musical, dirigido con sensibilidad, no intenta robar protagonismo: acompaña. BORJA y Greeicy se sientan, se miran, se ríen tímidamente. Es casi un ensayo emocional, una escena de una película que nunca se filmó. Si cierras los ojos mientras suena la canción, probablemente verás el video. Y eso no pasa todos los días.
“Coincidir se ha vuelto un bien muy preciado”, escribió BORJA. Y canciones como esta también.
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